sábado, 14 de septiembre de 2024

Hermana muerte - William Gay

Tuve yo una época en la que era una grandísima aficionada al cine de terror. Veía todo, me flipaba cualquier cosa, especialmente los slashers de bajo presupuesto de los 80 y toda la recua de infames diversiones que surgió después. Hasta tenía un blog con mi mejor amiga en el que hablábamos de cine de terror que llegó a adquirir modesta fama. Al final me acabé quemando un poco porque mucho de aquello enseguida se torna en demasiado y supongo que me cansé del género y me pasé a una cinefilia más extensiva. Sin embargo, siempre tengo un ojo puesto en lo que va saliendo de cine y literatura de terror a ver si consigue impresionarme. En la literatura es menos habitual que haya cosillas interesantes porque en el género abunda la morralla, pero así llegué a Hermana muerte, de William Gay, en España publicado por Dirty Works y traducido por Javier Lucini.

"Como si Faulkner hubiese escrito El resplandor", esa fue la frase de la contra que me hizo comprarlo, y bueno, NO estoy de acuerdo (no la entiendo, de hecho), pero sí es: como si alguien con un excelente gusto literario y que a veces se asemeja mucho a McCarthy hubiese escrito El resplandor. La comparación con la novela de King es muy fácil, porque en términos de trama son muy similares: un escritor que necesita escribir su nueva novela se muda con su familia a una casa en la que ocurrieron cosas. Concretamente, a la casa Bell (en el libro, Beale), donde se dio uno de los primeros fenómenos paranormales acreditados como tal en el país. Las similitudes con la novela de King terminan más bien ahí, ya que en Hermana muerte tenemos tres distintos momentos temporales en los que se ubica la historia: la época de los Beale, muy brevemente; los años 30, con la historia trágica de un exinquilino de la propiedad; y 1982, cuando el escritor se muda a la casa. También hay extractos de un libro escrito sobre el fenómeno paranormal.

Y os preguntaréis, ¿todo eso en 200 páginas escasas? Y yo os diré: efectivamente, ese es el (único) problema de esta novela. Todo va bien todo el rato, la verdad. Las tramas están contadas de una manera muy gustosa, cada capítulo va aportando algo que te hace encajar piezas de lo que pudo pasar, la tensión está construida de una forma envidiable, los episodios de terror son magníficos, y todo parece estar preparándose para que se lie una bastante curiosa en lo que sería el presente, el tiempo del escritor... Y de pronto, ¡el libro se acaba! No diré que no pase nada, porque sí pasan cosas, y la lectura es muy amena como para resultar sólida tal y como es, pero a todas luces es un texto inacabado. Al final de la edición española hay un texto que confirma que Hermana muerte se encontró en el archivo literario de Gay a su muerte, y ahí se entiende todo (me reservo mi opinión de la ética de esto). 

No es un problema de "no me han dado el suficiente susto", sino un problema de falta de cierres, de nudos. Y no hablo del típico caso de un tercer acto apresurado, sino de que aquí falta el tercer acto, faltan, tranquilamente, 100 páginas de desarrollo.  El texto de la contraportada hace ciertas alusiones que, a mi modo de ver, no se sienten como respondidas o satisfechas con la lectura. Es un libro cuya trama no se disfruta del todo sin hacer uso de material paratextual: una parte de esto se soluciona con el artículo final, pero aún queda mucha niebla que supongo se podrá disipar buscando en internet. Imagino que la editorial sí lo venderá en redes, o en ferias, cara a cara, bajo esa serie de "palabras gancho" que son historia real, fenómeno paranormal acreditado, poltergeist, incluso novela póstuma o inacabada, pero si no tienes acceso a nada de eso y lo compras por la sinopsis, porque te cautiva el enigma que propone, como fue mi caso, el resultado es muy desconcertante. Escribiendo estas líneas me doy cuenta de que mi problema no es con la novela en sí, cuya trama sí me fascinó, sino con la estrategia de venta que se ha hecho.

Dicho esto, es cierto que ese desconcierto viene al final. Como ya he comentado, el libro tiene un estilo muy interesante que hace que se disfrute en todo momento. Diría que es la novela de casas encantadas mejor escrita que he leído, junto a La maldición de Hill House de Shirley Jackson. Lo he leído en español, así que sobra decir que considero que la traducción es excelente (y muy ingeniosa la traducción de las variantes de negro que aparecen en el libro, ¿aunque no sé si llegan a usarse todas las planteadas?). Para muestra un botón (que es, pienso, un homenaje al libro de Jackson), en el primer careo con la casa:

Una mole grisácea erigida contra el verdinegro de las amotinadas colinas estivales, alta y con tejado de pizarra, majestuosa y, según le pareció a Binder nada más verla, profundamente maléfica. [...] Había cierta intemporalidad en ella que parecía mitigar cualquier problema que uno pudiera acarrear. En aquel momento lúcido de revelación supo que era menos de lo que esperaba encontrar y, a la vez, infinitamente más. Construida con troncos, armazones de madera y piedra, parecía haber crecido en todos los ángulos, como un organismo vivo que se hubiese vuelto aberrante y hostil antes de acabar fenecido, porque Binder vio la muerte en sus ojos, la hojarasca del año pasado hacinada por el viento en el porche delantero, dos de las ventanas del segundo piso reventadas a pedradas o tiros por los cazadores furtivos. Sobre la casa pesaba una impronta casi indefinible de desintegración, de inmenso abandono, de cosa aborrecida y repudiada.

¿Habrá algo que dé más miedo que las edificaciones chungas? En fin, menudo párrafo. Así es el estilo de esta novela, en la que no abundan los sustos, las apariciones fortuitas, sino más bien la construcción de una atmósfera densa, sórdida y en la que algo va a hacer daño a alguien en algún momento. Es en ese sentido en el que se ve la conexión con McCarthy, algo inevitable también porque los diálogos no tienen guiones, ¡al cuerno los guiones! Si yo fuera la presidenta del país de la literatura impondría que se escribieran diálogos sin guiones, quién necesita guiones para saber quién está hablando, los guiones son el refugio del lector débil. Uy, perdón, se me ha ido la cabeza. Decía que me gusta mucho cómo escribe el autor, cómo cuenta, cómo describe y cómo elige lo que contar, y me gusta mucho la estructura de esta novela inacabada, aunque he de decir que el primer capítulo es absolutamente engañoso de lo que luego será el resto, una magnífica novela de casas encantadas. Si os gusta el terror pero también si os gusta la literatura estadounidense contemporánea así categoría redneck creo que no podéis dejar pasar Hermana muerte.

Por mi parte leeré con gusto cualquier otra cosa de William Gay. Veo que Dirty tiene también publicado (¿o tendrá? No entiendo su web jeje) El hogar eterno, su primera novela. Estaré gastándome 26€ en un tapa blanda con solapas de trescientas páginas, supongo. O tal vez me pase al inglés, aunque me gusta la editorial, me gustaría tener más cositas de ellos. Creo que tienen un estilo muy definido y siempre admiraré a la gente que publica a personas que parece que me van a decir "howdy" antes de tirar tremendo lapo en una escupidera.

¡Felices lecturas!

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