Mi corazón es una motosierra cuenta la historia de Jade Williams, fanática absoluta de los slashers y senior en el instituto de Proofrock, Idaho, pueblo en mitad de la nada que hace años fue sede de una masacre digna del mejor giallo. Jade vive amargada pero, de pronto, un muerto. De pronto, otro. Y, por supuesto, ella, como buena cinéfila, sabe que se están abriendo las compuertas de un slasher. Así las cosas, solo queda un último asunto antes de que la fiesta comience: designar a la final girl de turno. Y después sentarse a contemplar el espectáculo.
Disclaimer, que a lo mejor el párrafo anterior os ha sonado a chino:
- slasher: las pelis estas de los ochenta en las que un tipo enmascarado de ultratumba rebanaba cabezas adolescentes (ejemplo canónico Viernes 13)
- giallo: más o menos lo mismo pero con (más) tetas y en italiano (ejemplo personal I corpi presentano tracce di violenza carnale)
- final girl: la muchacha virgen y responsable que sobrevive a la carnicería tras un enfrentamiento en el que saca todas sus fuerzas a relucir (ejemplo MUY CANÓNICO Jamie Lee Curtis en Halloween)
Aclarado esto, debo decir que yo soy/he sido una gran fanática del slasher, por lo que cuando leí la sinopsis de la novela pensé, uy, esto PEC. Lo cierto es que por unos y otros motivos no me ha terminado de convencer. En general considero que esto es una idea interesante en teoría que en la práctica se convierte en un texto absolutamente fallido. Me parece interesante la decisión de colocar a Jade más como un personaje testigo que como algo con carácter más protagónico en la trama. Sí, está muy cerca de todos los acontecimientos, pero es fácil contemplar la novela como una suerte de reflexión sobre el género, tocando todos los palos que este suele tocar. La idea de la que parte también me gusta, no solo la trama en general, sino también hacia dónde va y cómo va avanzando la historia. Creo que si alguien me hubiera contado la historia en líneas generales, habría disfrutado mucho más, porque la trama pinta bien, el lugar en el que se desarrolla es muy interesante y también la serie de temas que se toca por encima (por ejemplo, los ricos que vienen a invadir el pueblo desde fuera).
Y ahora, demos comienzo a los peros. En primer lugar, me ha parecido una lectura muy irregular. Se hace demasiado larga, con unos primeros capítulos poco movidos y aburridos, pero es que a medida que la historia avanza y el componente slasher se acentúa, las descripciones se hacen profundamente caóticas, tanto que muchas veces cuesta comprender qué está ocurriendo en cada momento, lo que se hace más evidente hacia el final del libro. Y lo entiendo, en realidad. Es bastante complicado narrar, por ejemplo, un descuartizamiento. Lo que en el cine se ve como dos minutos de grotesca carnicería, en literatura puede convertirse, en manos inhábiles, en una sucesión de párrafos inconexos en los que el vocabulario es adecuado pero la transmisión falla. Esto quiere decir que cuando el libro se pone interesante, de pronto el narrador pierde seguridad y fuerza, los acontecimientos se atropellan y todo deja de tener gracia. Creo que funcionaría mejor con una lectura en diagonal, de verdad. Soy consciente de que es la primera parte de una trilogía, por lo que a nivel argumental es normal que queden hilos abiertos, pero mi problema es más estilístico (por cierto, por supuestísimo que yo me bajo aquí, ni trilogía ni nada).
Respecto a la voz narrativa, Graham Jones elige una muy apegada a su protagonista. Decir sobre esta dos cosas: una (subjetiva), no siendo yo una adolescente gótica, edgy y cínica sino todo lo contrario más bien, su verborrea me resultó absolutamente insoportable y dos (objetiva), nada de cuanto tiene que decir sobre el slasher es remotamente interesante, novedoso o rompedor. Ella es fanática, pero desde luego no es ninguna experta. Su insistencia con las final girls vírgenes tendrá su explicación en traumas personales, pero carece de sentido en 2015, cuando el slasher ya lleva deconstruido veinte años. Y para no ser experta, no se calla la boca en las más de 400 páginas que dura la novela. Todo lo sabe, de todo tiene que opinar, es insufrible esto. Además, esto se une a una manera muy particular de narrar en la que en casi todos los párrafos se introducen ¿preguntas retóricas para terminar frases? Perdona, una pregunta, Stephen Graham Jones, ¿TE IMPORTARÍA NO ESCRIBIR COMO EN EL TWITTER? Parece que en cualquier momento Jade va a decir algo del estilo: unpopular opinion, pizza > brócoli.
Jade recoge las cenizas de su dignidad y la sigue ¿hasta la mesa de al lado?
¿Qué inseguridad, sorpresa o confusión hay en esa línea? Pues así en cada página. Hay más signos de interrogación en este libro que en un chat de WhatsApp de colegas para organizar una cena. En fin, creo que sobra decirlo, pero entre este tic estilístico, una focalización constante en un personaje verborreico que solo quiere mostrar sus conocimientos y un tercer acto apresurado y caótico, está claro que mi principal problema con esta novela ha sido la prosa de Graham Jones.
Pero no ha sido el único, porque diré brevemente que hay algo en la temática de este libro que me sonó mal. Para decirlo sin spoilers, digamos que considero que se utiliza el trauma como efecto dramático y como recurso burdo para sorprender al lector. Me parece muy bien que se hable de este tema, especialmente si se trata de una problemática tan habitual como dice el autor en el posfacio, pero me pareció que está usado con una tosquedad que ralla en el tropo Women in Refrigerators. No quiero hablar mucho de este tema, porque puede que sirva para mostrar un mecanismo de defensa por parte de los personajes, pero no pude sacudirme de esta sensación cuando se desveló el pastel. Así que, por si acaso alguien por ahí quiere cancelar a este buen señor (es broma esto, parece majo), yo digo: se me antojó PROBLEMÁTICO.
Poco más queda por decir, la verdad. Me da pena que no me gustase porque venía bien recomendada, fue Premio Bram Stoker en 2021 y creo que Carfax hace un gran trabajo editorial, pero en este caso no ha funcionado. Pero no pasa nada, seguiremos intentándolo, yo sé que ahí fuera tiene que haber alguien que escriba terror como yo quiero (alguien más aparte de Stephen King en sus días buenos, quiero decir).
Nota a la edición (esto lo voy a empezar a incluir ahora en las reseñas, que pa' algo una ha estudiado): me parece muy interesante, y cuerda sobre todo, la decisión de no poner slasher en cursiva. Palabra extranjera, sí, pero ya que sale unas cuatro veces por página, visualmente habría quedado terrible. Y muy bien también contar al final con una lista de las películas mencionadas. Estaremos usándola para elegir visionados. Respecto a estética, como siempre, una tapa blanda con solapas muy suave, y sin nada negativo que reseñar, como tampoco en traducción ni corrección. Carfax bien, sobre todo para ser de las verdaderamente independientes.
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