Un verdor terrible es un libro de relatos formado por cinco historias que juegan con la ambigüedad entre la realidad y la ficción y que comparten el factor común de hablar sobre la ciencia y las personalidades científicas del siglo XX, y todo lo que ellas trajeron consigo. Así, el primer relato explora la historia del cianuro de la mano de su creador, o el último y más largo habla de los inicios de la física cuántica y de las opuestas aproximaciones a esta de Schrödinger y Heisenberg.
La primera cosa que llama la atención al iniciar la lectura es ese pequeño enigma sobre qué será realidad y qué será ficción en los textos. Todos asentados en la más pura Historia, a cualquier lector le sonarán algunos nombres, algunas referencias, y sin embargo también se evidencia una ficcionalización, ese deje de casualidad que hay en la narrativa, personajes que son personajes y no personas, pistas aquí y allá que evidencian que aquí hay tanto relato como puede haber dato. En la edición española hay un texto al final en el que Labatut menciona esto brevemente y da la respuesta, yo no os lo desvelo porque creo que parte del encanto de la obra es ese juego, la duda constante a la que expone al lector.
Todo lo que se asienta en la realidad es, evidentemente, muy interesante. Son historias cautivadoras y muy seductoras, en las que Labatut cede el espacio a lo que es narración para solo explicar puntualmente los aspectos más científicos del asunto. Hay textos más técnicos que otros, por ejemplo, el primero es mucho más lírico que cualquier otra cosa y digamos que se "entiende" a la perfección sin tener idea de química, pero hay otros, como el segundo, en el que hay bastantes segmentos que se dedican a la teoría. Estos segmentos no arrojan, para un lector no versado en la materia, la suficiente luz como para que de pronto se entienda a ciencia cierta el principio de incertidumbre, por ejemplo, pero sí dan las bases para que se entienda la importancia del asunto, lo increíblemente descomunal de la magnitud del tema. Así, los cuentos se organizan en torno a un descubrimiento formidable, el autor te hace entender lo grandioso del descubrimiento y a la vez desvela poco a poco toda una trama.
Haber le confiesa que siente una culpa insoportable, pero no por el rol que jugó en la muerte de tantos seres humanos, directa o indirectamente, sino porque su método para extraer nitrógeno del aire había alterado de tal forma el equilibrio natural del planeta que él temía que el futuro de este mundo no pertenecería al ser humano sino a las plantas, ya que bastaría que la población mundial disminuyera a un nivel premoderno durante tan solo un par de décadas para que ellas fueran libres de crecer sin freno, aprovechando el exceso de nutrientes que la humanidad les había legado para esparcirse sobre la faz de la tierra hasta cubrirla por completo, ahogando todas las formas de vida bajo un verdor terrible.
Pero lo que más me ha gustado es el estilo del autor, que es extremadamente elegante, con una sobriedad muy clásica. Realmente no conozco la exactitud de las descripciones matemáticas y físicas de Labatut, puede que sean todo falsedades, pero me da igual. Porque a fin de cuentas, esto no se publica como un ensayo, sino como ficción, y en ese sentido lo leo yo. Con la sensación de haber entendido algo más que ayer de una serie de movidas científicas que mañana habré olvidado pero sobre todo con la sensación de estar leyendo a un autor minucioso, un excelente contador de historias que domina el lenguaje a la perfección y, a la vez, comprende la literatura como un juego. Entrelaza la belleza, la ciencia y el horror de una manera formidable, y una lee como hechizada, con el corazón encogido por estos científicos atormentados por sus descubrimientos. Decir que como pieza completa el mejor texto me parece el primero, aunque creo que el resto conservan la mayoría de las características que lo convierten en un gran cuento, pero ya sabéis: en literatura, a veces algo funciona y ya está.
El último texto se sale un poco de la norma de los otros cuatro; es el que suena más a relato y menos a "episodio de podcast genialmente narrado" (que Labatut me perdone, esto parece despectivo, pero intentad leedlo como un piropo) y, en primera persona, parece una reflexión sobre las razones que pudieron llevar al autor a crear Un verdor terrible. Es un texto muy hermoso, como el resto del libro, pero quería mencionar concretamente su primera página, un fragmento terrorífico, desconcertante y, sobre todo, de un profundísimo lirismo. En este último cuento se me hizo evidente una conexión, no sé si consciente, de la temática y tono del libro con las películas del director japonés Kiyoshi Kurosawa. Tengo la impresión de que a lo largo de todo el volumen Labatut está hablando, como habla Kurosawa, del fin del mundo. A fin de cuentas, qué es un mundo incomprendido sino un mundo que no podemos abarcar, que no nos pertenece y a cuya merced estamos. El mundo, Dios, ambos, jugando a los dados con el ser humano. Y a fin de cuentas, un mundo que termina, de mil maneras posibles, por culpa de, o gracias a, la ciencia.
En fin, poco más que decir más allá de lo mucho que he disfrutado de esto. Me apunto MANIAC para navidades, que además repite temática y motivos de Un verdor terrible y tiene una portada guapísima.
PD: Hoy, en Los pasos perdidos, ¡palabras destacadas en negrita! ¡Así te manipulo para que no tengas que leer el texto completo!