lunes, 25 de noviembre de 2024

Buick 8. Un coche perverso - Stephen King

Yo creo que a estas alturas todo el mundo ha leído uno o dos libros de Stephen King, ¿no? Por lo menos la mitiquísima Carrie, o alguno más atrevido El resplandor o Salem's Lot, o incluso habrá algún chalado por ahí que fue capaz de aguantar la turra de la saga completa de La torre oscura. Y sin embargo, ¿creéis que habrá alguien que haya leído todas y cada una de sus obras (mierdones incluidos)? Yo he leído un buen puñado, buenos y malos, y mentiría si dijera que leerlo todo no es mi sueño, pero no tengo espacio en casa para meterlos todos. Si alguna vez vuelvo a leer en digital, quién sabe. Aunque tenga que aguantar la turra de la saga completa de La torre oscura (la última vez llegué hasta el cuarto, creo).

En fin, al turrón. En Buick 8, subtítulo Un coche perverso, título original (y mejor) From a Buick 8, un coche (un Buick 8), tras quedar abandonado en una gasolinera de Pensilvania, es llevado a la comisaría de los rangers, quienes lo dejan en un cobertizo. Hasta ahí todo casi normal, pero pronto se hace evidente que algo llama desde ese coche que no es un coche, y extraños fenómenos comienzan a sucederse en la comisaría. Radios estropeadas, eventos fantásticos, muertes. Etcétera. Años más tarde, el hijo de uno de los policías involucrados en la historia, ya fallecido, exige escucharla. Y aquí arranca todo.

Esta novela se estructura en dos tiempos, el ahora, en 2001 (por increíble que parezca el libro es de 2002, aunque grite ¡son los ochenta, tronco! por todas sus páginas), cuando los policías cuentan la historia, por turnos y según la importancia que tuviesen en cada episodio; y el pasado, desde el descubrimiento del coche en adelante. Esto es más viejo que el hilo negro, pero siempre funciona, y aquí es el caso, tiene un compás bastante bueno y una alternancia chula entre presente y pasado, a veces un capítulo tiene solo media página, otro termina sin punto final porque la frase del presente se pierde... En este sentido me resultó también interesante una de las narraciones del pasado que no cuenta lo ocurrido, sino lo que en una cámara se documentó de lo ocurrido. Así, se crea una especie de myse en abyme, donde la narración del testigo se convierte en una narración distinta, con menor precisión en, por ejemplo, quién dijo qué; o a veces la cámara gira, pierde la perspectiva adecuada y nos quedamos sin saber algo. Es una cosita pequeña, pero muy estimulante.

Respecto al estilo, como es habitual en King, pues ni bien ni mal. Mucha precisión en las descripciones de lo fantástico (luego voy con ello), unos diálogos algo alambicados y artificiosos que en la (pésima) traducción al español suenan como el doblaje malo de una peli de los ochenta pero muy buen pulso en general para narrar con meticulosidad las escenas más inquietantes del libro. Diría que "bien", seguro que mejor en el original, y que le pasa lo de siempre que es que temáticamente se ven mucho las costuras, un poco sobreexplicativo en los temas que quiere tocar, para que todo el mundo aprenda algo, no vaya a ser que el lector salga de aquí sin entender que esto va de la pérdida, la nostalgia, la obsesión, etcétera. Se resalta todo tanto que no queda nada por decir después. En ese sentido supongo que se asemejará más a los libros de los últimos años porque yo creo que antes era algo más sutil, pero me quedo con la parte del terror, que siempre la borda y que es mucho más divertida y gozosa de leer que todo lo demás.

Estaba sin moverse, como muerto... sin moverse, como muerto... y de repente se iluminó la cabina con un rojo violeta muy subido de bombilla. El volante desmesurado y el retrovisor destacaban con total claridad, como destacan los objetos en el horizonte durante una descarga de artillería. A pesar de que Ned seguía el consejo de cerrar un poco los ojos, contuvo un grito y se protegió la cara con una mano.

Respecto a esta aparición de lo fantástico, a mí me ha ganado. Esto va de un coche que dejan tirado en una gasolinera y que los policías tardan media milésima de segundo en darse cuenta de que no es un coche porque hay algo inusual en él (el volante es muy grande, los controles no van, el motor está mal). De ahí para delante comienza un espectáculo de luces (literalmente) y comienzan una serie de eventos que no me entretengo en narraros porque para eso está el libro. Pero si os gusta King y os gusta su imaginario más conectado con lo fantástico (pienso también en el Eso de It), pienso que os resultará muy estimulante esta figura-coche, cómo opera y las ideas que se presentan en el libro. Debo decir que es todo más sugerente que otra cosa, podría decirse que no pasa mucho, pero eso es parte del encanto; que no pasen muchas cosas, o no sean muy duraderas o sean menos terribles de lo que podrían ser deja mucho espacio a la imaginación, mucho silencio, mucho campo libre a la obsesión. Además, siempre es un placer ver que King recupera uno de sus temas clásicos: los coches son malos.

Mencionar también que tiene uno de los finales más tramposos que he leído o que recuerde; es cierto que no leo best-sellers ni literatura de este corte más masivo, pero me recordó a esto que hacen en las series de matar (o no) a alguien en un final de capítulo para que sigas viéndola (tampoco veo series y esa es una de las razones: no me manipules, crack). Lo entiendo como un intento de añadirle dramatismo a la historia del presente para que tenga más carga narrativa pero no funciona en absoluto. Menos mal que es solo "hacia" el final y no "al" final y luego se me olvidó para poder decir "está guapo el libro".

En conclusión: puede que sea café para los muy cafeteros, pero tiene el suficiente empaque y gracia, tanto en la estructura como en su parte más terrorífica, como para funcionar bastante bien. Es, supongo, el típico libro de King, más allá de sus grandes y archiconocidos títulos, pero si estás buscando un entretenimiento fino de susto, da bastante el pego. A mí me sacó tres buenas tardes agradables, que para ser un libro de Plaza y Janés...

Nota a la edición: terrorífica, horrible, del material del que están hechas las pesadillas. La traducción es pésima, se carga toda naturalidad, especialmente en los diálogos. Si alguien sabe lo que es "una puta merienda de negros" (sic), que me lo diga. Y además tenemos la que ha de ser la peor corrección de la historia. Estamos hablando de fallos nivel nombres equivocados de personajes (Sandy le dijo a Sandy...). Ningún respeto al lector, por supuesto. ¡A Dios pongo por testigo que jamás volveré a leer una novela de King en castellano...!

lunes, 18 de noviembre de 2024

Contra aquellos que nos gobiernan - Lev Tolstói

Hoy seré breve; el libro (que no es muy largo) y mis nociones sobre no ficción y política (que no son muy grandes) lo piden. Contra aquellos que nos gobiernan es un texto de unas cien páginas en el que Tolstói desarrolla una serie de ideas, digamos, revolucionarias, anticapitalistas y ¿libertarias? A Tolstói le pasa un poco lo que a todos, se entera de algo horrible y se radicaliza. En este caso, que los señores que trabajan cargando y descargando palés pesadísimos hacen jornadas de más de veinticuatro horas seguidas. Así arranca un alegato contra la clase dirigente (en todos los ámbitos) pero también contra el uso de los impuestos, la separación entre el ser humano y la tierra, las soluciones que propone el socialismo y la industrialización. En otras palabras: sí, es otro libro contra el "progreso".

Siempre es un placer leer a Tolstói, que era un pensador brillante y un gran conocedor de la psique humana que aquí se desvela también como un señor muy enfadado por todo. El texto, como suele ocurrir en estos casos, tiene una aplicación bastante evidente en el mundo actual, sobre todo en tanto que habla de las condiciones de la clase trabajadora, que habrán mejorado pero están lejos de ser idóneas. De las distintas tesis que plantea me interesa mucho una por su conexión con la que en mi opinión es su obra magna, Anna Karénina: la de que todo comenzó a torcerse cuando el individuo se alejó del trabajo de la tierra y comenzó a trabajar en la ciudad, en las fábricas, entre el humo y las máquinas. En la novela, el personaje de Levin  representa esta noción de la vuelta a la naturaleza no ya como algo idílico, sino como una reivindicación de una conexión con la tierra que supone también algo espiritual, como una conexión con la divinidad, una meditación constante, por así decirlo. Aquí, se plantea como la manera más natural, más equilibrada de ganarse la vida, y también como la única capaz de luchar contra los inevitables opresiones que trae consigo la revolución industrial y la producción en serie (ejem, RIP Tolstói, te habría caído genial Theodore Kaczynski).

Dejo una cita que me gustó especialmente, por lo inteligente pero también porque leído desde el hoy deja bastante claro que estamos condenados y que da igual, la rueda va a seguir girando. Pero sobre todo me gusta por esta propuesta de que para cambiarlo todo, para arreglarlo, la rueda NO puede seguir girando. Si hay que terminar con la cultura, se terminará con la cultura.

Si para que Londres y Petersburgo aparezcan iluminadas por la electricidad, si para que se eleven los magníficos pabellones de una exposición o para que podamos admirar bellos colores y finas telas, se precisa que algunas vidas humanas se destruyan o se abrevien o se echen a perder, alúmbrense Londres y Petersburgo con gas o con aceite, que no haya más exposiciones y que no se fabriquen más telas preciosas. Si algo importa verdaderamente es que sobre la tierra no quede rastro de la esclavitud que ha consumido tantas vidas humanas. 

En fin, lo dicho, siempre un placer y esto no se queda atrás. Es verdad que es un texto muy breve, pero cada página cuenta, plantea muchas ideas y aunque no todas ellas suenan igual de radicales o de inteligentes el conjunto bien merece una lectura detenida.

Nota a la edición: todo bien, estupenda como siempre es el caso con Errata. Además que su modelo de "negocio" (o: su forma de estar en el mundo como empresa) es una maravilla. Nadie más podría publicar este libro.

martes, 12 de noviembre de 2024

Mi corazón es una motosierra - Stephen Graham Jones

Perdón, mis fieles y abundantes lectoras, sé que llevo más de una semana sin escribir nada aquí, y cada vez con más retraso en los textos, pero es que he estado LIADA. Creo que voy a dejar de estarlo por lo menos por un mesecito en el que me podré reencontrar con mi bello y cautivador sofá y podré leer y holgazanear un poco más a menudo. He leído cosas chulas, eso sí. Esta no es una de ellas. 

Mi corazón es una motosierra cuenta la historia de Jade Williams, fanática absoluta de los slashers y senior en el instituto de Proofrock, Idaho, pueblo en mitad de la nada que hace años fue sede de una masacre digna del mejor giallo. Jade vive amargada pero, de pronto, un muerto. De pronto, otro. Y, por supuesto, ella, como buena cinéfila, sabe que se están abriendo las compuertas de un slasher. Así las cosas, solo queda un último asunto antes de que la fiesta comience: designar a la final girl de turno. Y después sentarse a contemplar el espectáculo.

Disclaimer, que a lo mejor el párrafo anterior os ha sonado a chino:

  • slasher: las pelis estas de los ochenta en las que un tipo enmascarado de ultratumba rebanaba cabezas adolescentes (ejemplo canónico Viernes 13)
  • giallo: más o menos lo mismo pero con (más) tetas y en italiano (ejemplo personal I corpi presentano tracce di violenza carnale)
  • final girl: la muchacha virgen y responsable que sobrevive a la carnicería tras un enfrentamiento en el que saca todas sus fuerzas a relucir (ejemplo MUY CANÓNICO Jamie Lee Curtis en Halloween)

Aclarado esto, debo decir que yo soy/he sido una gran fanática del slasher, por lo que cuando leí la sinopsis de la novela pensé, uy, esto PEC. Lo cierto es que por unos y otros motivos no me ha terminado de convencer. En general considero que esto es una idea interesante en teoría que en la práctica se convierte en un texto absolutamente fallido. Me parece interesante la decisión de colocar a Jade más como un personaje testigo que como algo con carácter más protagónico en la trama. Sí, está muy cerca de todos los acontecimientos, pero es fácil contemplar la novela como una suerte de reflexión sobre el género, tocando todos los palos que este suele tocar. La idea de la que parte también me gusta, no solo la trama en general, sino también hacia dónde va y cómo va avanzando la historia. Creo que si alguien me hubiera contado la historia en líneas generales, habría disfrutado mucho más, porque la trama pinta bien, el lugar en el que se desarrolla es muy interesante y también la serie de temas que se toca por encima (por ejemplo, los ricos que vienen a invadir el pueblo desde fuera).

Y ahora, demos comienzo a los peros. En primer lugar, me ha parecido una lectura muy irregular. Se hace demasiado larga, con unos primeros capítulos poco movidos y aburridos, pero es que a medida que la historia avanza y el componente slasher se acentúa, las descripciones se hacen profundamente caóticas, tanto que muchas veces cuesta comprender qué está ocurriendo en cada momento, lo que se hace más evidente hacia el final del libro. Y lo entiendo, en realidad. Es bastante complicado narrar, por ejemplo, un descuartizamiento. Lo que en el cine se ve como dos minutos de grotesca carnicería, en literatura puede convertirse, en manos inhábiles, en una sucesión de párrafos inconexos en los que el vocabulario es adecuado pero la transmisión falla. Esto quiere decir que cuando el libro se pone interesante, de pronto el narrador pierde seguridad y fuerza, los acontecimientos se atropellan y todo deja de tener gracia. Creo que funcionaría mejor con una lectura en diagonal, de verdad. Soy consciente de que es la primera parte de una trilogía, por lo que a nivel argumental es normal que queden hilos abiertos, pero mi problema es más estilístico (por cierto, por supuestísimo que yo me bajo aquí, ni trilogía ni nada).

Respecto a la voz narrativa, Graham Jones elige una muy apegada a su protagonista. Decir sobre esta dos cosas: una (subjetiva), no siendo yo una adolescente gótica, edgy y cínica sino todo lo contrario más bien, su verborrea me resultó absolutamente insoportable y dos (objetiva), nada de cuanto tiene que decir sobre el slasher es remotamente interesante, novedoso o rompedor. Ella es fanática, pero desde luego no es ninguna experta. Su insistencia con las final girls vírgenes tendrá su explicación en traumas personales, pero carece de sentido en 2015, cuando el slasher ya lleva deconstruido veinte años. Y para no ser experta, no se calla la boca en las más de 400 páginas que dura la novela. Todo lo sabe, de todo tiene que opinar, es insufrible esto. Además, esto se une a una manera muy particular de narrar en la que en casi todos los párrafos se introducen ¿preguntas retóricas para terminar frases? Perdona, una pregunta, Stephen Graham Jones, ¿TE IMPORTARÍA NO ESCRIBIR COMO EN EL TWITTER? Parece que en cualquier momento Jade va a decir algo del estilo: unpopular opinion, pizza > brócoli.

Jade recoge las cenizas de su dignidad y la sigue ¿hasta la mesa de al lado?

¿Qué inseguridad, sorpresa o confusión hay en esa línea? Pues así en cada página. Hay más signos de interrogación en este libro que en un chat de WhatsApp de colegas para organizar una cena. En fin, creo que sobra decirlo, pero entre este tic estilístico, una focalización constante en un personaje verborreico que solo quiere mostrar sus conocimientos y un tercer acto apresurado y caótico, está claro que mi principal problema con esta novela ha sido la prosa de Graham Jones. 

Pero no ha sido el único, porque diré brevemente que hay algo en la temática de este libro que me sonó mal. Para decirlo sin spoilers, digamos que considero que se utiliza el trauma como efecto dramático y como recurso burdo para sorprender al lector. Me parece muy bien que se hable de este tema, especialmente si se trata de una problemática tan habitual como dice el autor en el posfacio, pero me pareció que está usado con una tosquedad que ralla en el tropo Women in Refrigerators. No quiero hablar mucho de este tema, porque puede que sirva para mostrar un mecanismo de defensa por parte de los personajes, pero no pude sacudirme de esta sensación cuando se desveló el pastel. Así que, por si acaso alguien por ahí quiere cancelar a este buen señor (es broma esto, parece majo), yo digo: se me antojó PROBLEMÁTICO.

Poco más queda por decir, la verdad. Me da pena que no me gustase porque venía bien recomendada, fue Premio Bram Stoker en 2021 y creo que Carfax hace un gran trabajo editorial, pero en este caso no ha funcionado. Pero no pasa nada, seguiremos intentándolo, yo sé que ahí fuera tiene que haber alguien que escriba terror como yo quiero (alguien más aparte de Stephen King en sus días buenos, quiero decir).

Nota a la edición (esto lo voy a empezar a incluir ahora en las reseñas, que pa' algo una ha estudiado): me parece muy interesante, y cuerda sobre todo, la decisión de no poner slasher en cursiva. Palabra extranjera, sí, pero ya que sale unas cuatro veces por página, visualmente habría quedado terrible. Y muy bien también contar al final con una lista de las películas mencionadas. Estaremos usándola para elegir visionados. Respecto a estética, como siempre, una tapa blanda con solapas muy suave, y sin nada negativo que reseñar, como tampoco en traducción ni corrección. Carfax bien, sobre todo para ser de las verdaderamente independientes.